De momento escribo desde el aeropuerto internacional de Narita mientras espero que se llegue mi avión para ir a Osaka. Una vez en Osaka, me quedaré en el hotel del aeropuerto para esperar mañana el autobús que me llevará a Kioto y a mi departamento.
Ha sido un viaje algo intenso y cansado (MTY-DFW-NRT-KIX) en especial por el horriblemente aburrido vuelo de 13 horas de Dallas a Narita y por la espera de 6 horas en éste último aeropuerto. Lo bueno es que no me iba a quedar aquí sentada esperando aburridamente el siguiente vuelo, por lo que decidí ir a pasear un poco y mi destino fue Narita san, un templo grande que se encuentra en la ciudad de Narita.
Las intenciones eran 2: 1)No esperar las horas de la vida en el aeropuerto, y 2)Pedir por un buen año.
Ahora, si bien no soy la persona más religiosa del mundo, ese tipo de cosas hacen sentir mejor al alma y al corazón, y lo tranquilizan a uno en situaciones tan intensas como esta.
La verdad es que me siento muy bien y muy tranquila, sin embargo, siento como que simplemente estoy fluyendo... no sé si me explico, como que simplemente me estoy dejando llevar en una especie de punto medio entre estar perfectamente consiente de lo que hago y una intensa sensación de irrealidad... Es decir, ¡estuve tanto tiempo esperando esto! y ahora simplemente no me lo creo jaja.
Bueno, creo que ya estoy comenzando a delirar y ya siento el cambio de horario (no pude dormir casi nada en el avión) así que les sigo informando otro día :)
Les dejo unas fotitos
Así me recibió Japón
Omikuji de buena suerte!
Había de estos por toda la calle, creo que eran todos los animales del zodiaco chino, pero no les tomé a todos.