Primero, el viernes antepasado una chica de mi salón, Karen san, me invitó a un picnic que estaba planeando con varios amigos. En realidad me invitó desde como una semana antes, pero el día planeado llovió y se movió para esa semana. El punto es que con el tiempo extra que se tuvo para planear el evento, parece que todo mundo aprovechó para invitar más gente de la que Karen san esperaba, por lo que el viernes, terminamos siendo muchísima gente. Pero eso hizo que la reunión fuera mucho más divertida, porque no sólo comí dulces y botanas de todos lados, sino que conocí a mucha gente que, aunque es de la misma escuela, no había siquiera visto antes.
Por otro lado, el sábado siguiente decidí que me iría a turistear por la ciudad, y mi destino fue el castillo de Nijo, antigua residencia del Shogun cuando venía a Kioto, y actual tesoro nacional.
El lugar es precioso, en especial me gustaron los jardines, aunque ciertamente uno se siente completamente como un turista (y no es que no lo sea, sólo que de verdad se nota).
Nótese que en el castillo de Nijo te cobran por estacionar tu bicicleta. Y no te cobran tan poco. Nada más y nada menos que ¥200, pero lo bueno es que con eso tienes acceso por todo el día a otros estacionamientos de bicicletas al rededor de la ciudad, por lo que yo aproveché y me dirigí al mercado Nishiki que por fortuna, también tenía cerca uno de esos estacionamientos que tenía gratis.
En el mercado Nishiki venden de todo, pero principalmente comida. Uno puede pasearse y ver a ambos lados de la techada calle los encurtidos de todos tipos, olores y sabores que se pueden imaginar (¡y otros que no!). Lo malo es que como se me ocurrió ir un sábado de primavera, estaba taaaan lleno que a penas podía moverme, mucho menos tomar fotos. Pero en fin, ya iré de nuevo :)
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El miércoles 22 de abril fui una de los afortunados elegidos que fueron al miyako odori por parte de la escuela. Unas amigas y yo decidimos que iríamos en bicicleta, por lo que nos fuimos con tiempo y llegamos un poco temprano al santuario yasaka, que es donde nos citaron para reunirnos e ir todos juntos al teatro.
Al llegar al teatro, pasamos primero por la exhibición de artículos, trajes, etc del evento, y después al precioso jardín del lugar. ¡Es en serio que algo tengo con los jardines japoneses! Los que están bien hechos, simplemente quitan el aliento.
Ese día hacía un día precioso. Afortunadamente el día anterior había dejado de llover (de hecho los que fueron al miyako odori el lunes, fue con la lluvia más intensa que he visto hasta ahora en Kioto) y hacía un calor suave y rico, con un cielo soleado precioso.
Pasamos del jardín a una sala de espera, y de ahí al salón de la ceremonia de té, donde una Geiko (geisha) preparaba el té y una Maiko (aprendiz de geisha) lo servía a los invitados de honor (sólo los de la fila de adelante que probablemente pagaron por el beneficio). Al resto de nosotros nos servían meseras vestidas en un precioso kimono naranja que eran también muy amables, a pesar de lo ocupadas que estaban.
Por cierto que al terminar la ceremonia del té te regalan el plato en el que te sirvieron el dulce, por lo que duró un rato la plática entre los alumnos sobre el color d plato que les tocó. A mi me tocó verde!
Al fin pasamos al teatro en el que se hace la presentación de la danza y esperamos con ansias a que comenzara. No se pueden tomar fotos durante la presentación, por lo que no puedo mostrarles lo genial que fue, pero si les digo que fue impresionante. Se hacen dos tipos diferentes de danza durante la presentación: Una que es danza como tal, con las maiko como principales, siendo todo lo bonitas que son y mostrando sus habilidades en la danza; y otra que es más teatro que danza, un poco al estilo kabuki, aunque al contrario, todos los papeles son actuados por mujeres (las geikos y maikos). Una de estas actuaciones fue mi favorita sin lugar a dudas, ¡y es que tuvo tanta acción y drama que era imposible no enamorarse! y lo mejor de todo, ¡Kimonos y Youkai (monstruos mitológicos japoneses), la mejor combinación del mundo! Esta obra trataba de una mujer araña que atacaba a un hombre de alto rango (lo siento, mis habilidades no me dan para detallar su puesto), que lucha contra ella con ayuda de su ¿sirvienta?.
Los efectos son geniales e incluyen algo así como serpentinas que ella lanzaba de su mano y realmente hacían el efecto de telaraña. Por supuesto que yo me enamoré de su kimono, que era rojo con un hermoso obi negro con telarañas.
Saliendo recorrimos la zona de gion, que es también hermosa y muy recomendable para cualquiera que visite Kioto, en especial porque cuando se hace tarde comienzas a toparte con Geikos y Maikos que van de camino a reunirse con sus clientes.
NOTA: No deben acosar a las geikos y maikos, también son personas y también les molestan los paparazzis!
Ahora, ir hasta Gion en bicicleta desde Shugakuin no es cosa sencilla, pero es infinitamente menos cansado que el regreso. A veces siento que vivo en la cima de una loma, a donde quiera que vaya, en cualquier dirección, el regreso siempre se siente mucho más empinado y pesado que la ida, pero en fin, que no solo me voy a poner en forma, sino que además voy a regresar con muy buena pierna jaja.
Bueno, nos escribimos pronto.