Durante las vacaciones de verano tuve la visita más agradable del universo, y es que no sólo vino mi mami, la persona más amorosa y bella del universo, sino que vino acompañada de mi hermanito, que aunque es muy inquieto, es genial y super divertido estar con él. No puedo negar que fue super cansado, ya que tuve que ir hasta Tokyo... ¡2 veces! y hacerla de intérprete y guía turística todo el tiempo, pero por verlos, valió la pena el cansancio.
Cuando llegaron los recibí en Tokyo y aprovechamos para estar de visita por ahí toda la primera semana, incluyendo ahí los paseos a Nikko y Kamakura. Después nos transportamos a Kyoto y estuvimos por otra semana, paseando por Osaka, Nara y Kobe, para terminar el viaje en Hiroshima antes de regresar a Tokyo para tomar el viaje de regreso. ¡Y qué viaje de regreso! No le digan a nadie, pero casi literalmente se escucharon los tres corazones rompiéndose al momento de despedirnos...
Creo que de lo más divertido de todo, fue mostrarles la deliciosa comida que hay por acá y ver que en efecto, a ellos también les gustó :´)
Lo único que me faltó fue más tiempo a solas con mi mami, ya que así en grupo (ya que también vino una amiga de ella) era difícil tener estas agradables pláticas con ella como solíamos tener antes, pero igual durante los trayectos en tren pudimos platicar un poco varias veces, así que con eso me conformo.
A comparación de la montaña rusa sentimental que fueron las vacaciones de verano, las de otoño parece que serán bastante tranquilas, solo marcadas con la mudanza de todos mis amigos de dormitorio (;_;) y la despedida de buena parte de la gente de mi salón que se va a su país o por lo menos de la escuela. Pero espero que estén llenas de nuevas experiencias :D
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